— enero 4, 2022 a las 10:54 am

Pintando muros de reflexión y memoria

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César Ames y su obra «Fantasías del atraso». Foto: Mitzy Dávalos

En el 2015 fue elegido becario en la prestigiosa escuela de artes visuales Corriente Alterna luego de años de haber dejado la pintura casi por completo para dedicarse a la política y la carrera de Antropología en San Marcos (UNMSM). Años después en el 2019 conseguiría su primer reconocimiento con su obra “Fantasía del atraso” logrando ser semifinalista en el XI Concurso Nacional de Pintura Contemporánea organizado por el Banco Central de Reserva. Desde entonces César Ames no ha vuelto a soltar los pinceles y ahora busca impulsar el muralismo como arte para transformar la sociedad.

César Lenin Ames Vera (32) es un rebelde con causa, un artista disconforme con la situación de abandono, discriminación y violencia en la que vive gran parte del país. Habiendo pasado su niñez en los barrios de La Victoria, se vinculó a la actividad política durante sus años universitarios y aunque actualmente no milita en ningún partido busca que su arte resuene, toque corazones y construya sentidos de colectividad.

Cesar Ames pintando Micaela Bastidas, mural en homenaje a la mujer abanquina en la facultad de educación y ciencias sociales en la Universidad Nacional Micaela Bastidas de Apurímac (UNAMBA), 2018.

Habiendo explorado no sólo la pintura, sino también otras artes visuales y el documentalismo, buscó enfocarse en el muralismo, arte que empezó como movimiento artístico originario de México a inicios del siglo XX impulsado por pintores intelectuales que buscaban una verdadera revolución social, política y económica.

“Al estar tan inmerso en la actividad política llegué a pensar que no haría más arte porque además de las expectativas profesionales, que son bajas, no sabía si lograría realizar algún impacto positivo en la sociedad”, dice Ames.

Muchas de sus obras retratan su estética, su evolución como artista, y su compromiso con el muralismo participativo, una forma de involucrar a vecinos, estudiantes, sindicalistas, o niños con su barrio, espacio o ciudad, con el fin de promover la reflexión sobre el espacio colectivo, las historias que conviven y las problemáticas que allí convergen.

Saúl Cantoral (César Ames Vera, 2019)

«El movimiento» (César Ames Vera, 2021)

“La idea de hacer un mural no es sólo pintar estéticamente o ‘bonito’, sino comprometer a las mismas personas para que ellos/as digan, se quejen, denuncien, informen, respondan, cuestionen, a través de una pared y se comprometan con sus propios vecinos, amigos…”. Este diálogo brindó a Ames otro significado para su arte ya que no es algo que aprendió en la escuela:

“No es hacer un mural en el barrio, sino con el barrio y en un espacio que no es del artista. El mural permite acercarte, aprender y entender a las personas.”

Recientemente, realizó el mural denominado “El movimiento” como parte de las protestas contra la impunidad de los casos de Inti Sotelo y Bryan Pintado, jóvenes asesinados por efectivos de la Policía Nacional del Perú en las protestas de noviembre del 2020 contra el gobierno de facto de Manuel Merino. Caso similar al mural de Saúl Cantoral, mártir aún impune del movimiento sindicalista metalúrgico del Perú, quien habría sido asesinado por el comando paramilitar Rodrigo Franco en 1989, año que gobernó el fallecido expresidente Alan García. Estos murales fueron concebidos, según relata el artista, gracias a la participación de personas y organizaciones que están vinculadas directamente con sus retratados y buscan generar memoria.

Durante las décadas de 1970 y 1980 existieron artistas, grupos y colectivos artísticos que buscaron producir un encuentro entre formas de arte contemporáneo, lo popular, y las luchas por la reivindicación del movimiento campesino, obrero, y magisterial. Como ejemplos tenemos al mítico Tiempo Nuevo o Del Pueblo Del Barrio desde la música, el Grupo Chaski desde lo audiovisual, o el taller E.P.S. Huayco desde las artes visuales. Para Ames falta mucho trabajo para volver a conectar estos espacios y es una tarea aún pendiente para una izquierda que sólo ve al arte como un ‘adorno’ o complemento.

Ahora busca avocarse a la formación artística. Cree que es clave para seguir construyendo ciudadanía y expresión social desde su trinchera y así también difundir el conocimiento que pudo aprender en las aulas y espacios colectivos. En especial planea difundir el muralismo participativo en espacios como en el que él también creció, y con públicos que no pueden acceder a este arte debido a la precaria o complicada situación económica que afrontan la mayoría de las familias peruanas.

«Solcito en Carabayllo» (Mural participativo en la asociación de vivienda Centinelas en el distrito de Carabayllo, 2021)

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