— octubre 11, 2022 a las 1:20 pm

Francisco Soberón: el legado por la defensa de los derechos humanos

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Las organizaciones de derechos humanos del Perú y de Iberoamérica están de luto por la partida de Francisco Soberón, destacado activista en la defensa de los derechos humanos, principal impulsor de la Coordinadora de Derechos Humanos y la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH). Su trayectoria y compromiso se remontan a varias décadas atrás, participó en diferentes procesos sociales y demandas, como la extradición de dos ex presidentes por violación a los derechos humanos: Augusto Pinochet y Alberto Fujimori.

Escribe Marlenne Saavedra

¿Quién es Francisco Soberón?

Francisco Soberón Garrido, nació en Lima en 1948, es hijo de un oficial del Ejército, vivió de niño en los cuarteles y apreció a la institución castrense. Sin embargo, a futuro eso no lo amilanó a la hora de denunciar  los excesos represivos del Estado contra la población inocente, se podría decir que lo preparó para enfrentar adversidades con valentía. Estudió en el Colegio Markham y en la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde estudió Sociología entre los años 1966 y 1972.  En 1970, deja ver su vocación por la ayuda social  cuando se inscribe en las brigadas universitarias que prestaron ayuda a los damnificados por el terremoto que destruyó el Callejón de Huaylas, en Huaraz, Ancash.  Luego, al  egresar de la universidad,  Soberón  se vinculó con el movimiento campesino, trabajando con cooperativas de los valles de Huaral, Chancay y Aucallama.  Hablar de Pancho Soberón, también es mencionar su etapa de militante de Vanguardia Revolucionaria y, después del PUM, ha sido un buen organizador social. Fue en la década de 1970, cuando trabajaba en un programa de Desco, junto al Juan Rheineck que colaboró activamente con la Federación Campesina del Valle de Chancay, Huaral y Aucallama. 

A inicios de la década de 1980, Pancho -como lo llamaban sus amigos- canalizó su compromiso a través de la defensa de los derechos de las personas y comunidades que eran víctimas de la violencia desatada por las acciones terroristas de Sendero Luminoso. Fue uno de los fundadores de APRODEH en 1983, junto a Fernando Rospigliosi Capurro, Liliana Panizo Muñiz y Manuel Piqueras Luna, quienes en ese entonces  colaboraban en la  Comisión de Derechos Humanos del Congreso, instalada en 1980. Pancho tuvo un rol protagónico en diversas denuncias y judicialización de casos importantes como Uchuraccay, Accomarca, el Frontón, la Cantuta, Barrios Altos, entre otros. En donde demostró no solo coraje y lucidez sino, sobre todo, su lado humano para identificarse con las víctimas y sus familiares, así lo recuerdan sus amigos y compañeros de lucha.

“Pancho fue un eje fundamental, fue nuestro primer director ejecutivo y se mantuvo por largos años en esa responsabilidad. Era una persona con mucha intuición para estar donde debería estar en los momentos más urgentes”, asegura Martha Giraldo, socióloga y co fundadora de Aprodeh.

Su primer reto fue la búsqueda de financiamiento para sacar adelante una pequeña oficina ubicada en la avenida Abancay, frente a la plaza Bolívar del Congreso. Giraldo desde ese momento recuerda a Pancho como hombre de gran corazón, muy solidario y muy responsable a la hora de trabajar, gracias a esas características se convirtió en un eje fundamental, fue el primer director ejecutivo y se mantuvo por largos años bajo esa responsabilidad.  “Era una persona con mucha intuición para estar donde debería estar en los momentos más urgentes”, asegura Giraldo, quien además de compañera de trabajo, fue su amiga entrañable.

En 1985 fue parte de los impulsores de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), institución que agrupa a las organizaciones de derechos humanos en todo el Perú. Pancho Soberón vio en esos años  la necesidad de unificar al Movimiento de Derechos Humanos para tener una herramienta que pudiera enfrentar eficazmente la lucha contra los actos terroristas.

Señala la FIDH que en los años 1990, Soberón como Vicepresidente de dicha organización y director de Aprodeh pudo dar visibilidad internacional al drama que vivía el Perú tras la violencia de Sendero Luminoso, los crímenes de Estado y el autogolpe fujimorista en 1992, denunciando en todos los espacios internacionales esta situación.

Casos emblemáticos

Hoy en día, hablar de Soberón es hablar de APRODEH, la Asociación Pro Derechos Humanos, organización que ha patrocinado casos emblemáticos de violaciones a los derechos humanos en el Perú, como Barrios Altos y La Cantuta. 

En representación de las víctimas de estos casos, APRODEH aseguró el seguimiento de las acusaciones a nivel nacional, consiguiendo sentencias contra el ex presidente Alberto Fujimori, el ex jefe de Inteligencia Nacional Julio Salazar Monroe y el ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos. 

Pero eso no es todo, Soberón participó en diferentes luchas durante los gobiernos de Fernando Belaunde y Alan García, luego en los 90 peleó por recuperar la democracia después del autogolpe de Fujimori en 1992. Ya para el año 2000  tuvo presencia activa en la  Marcha de los Cuatro Suyos , durante el gobierno de Alejandro Toledo fue  un puntal para la formación de la Comisión de la Verdad ( 2001-2003 ), y en el impulso al proceso de extradición de Fujimori, su juicio y condena el año 2007.

En la actualidad, APRODEH ve casos jurídicos como el ocurrido en la base militar Los Cabitos en 1983, donde un total de 53 personas fueron torturadas, violadas y desaparecidas, además del caso Huanta 84, relacionado a los eventos que tuvieron lugar en el estadio de la ciudad de Huanta (Ayacucho), el cual sirvió como base de la Marina de Guerra, donde se cometieron innumerables actos de violación de los derechos humanos.

Destacan su labor a favor de los más invisibilizados

La lista de personas y comunidades cuya defensa promovió Francisco Soberón,  a lo largo de varias décadas no solo es extensa sino también diversa.  Según Martha Giraldo, ha jugado un rol importante para las personas más invisibilizadas, como para aquellos que eran de imagen pública. 

El trabajo de Soberón no solo se dio en el ámbito nacional, su lucha por los derechos humanos cruzó fronteras. A nivel internacional, Soberón participó en la Federación Internacional de Derechos Humanos, que tiene su sede en París y reúne a más de 100 organizaciones de todo el mundo. Incluso fue vicepresidente, y desde ahí ha apoyado diferentes procesos y demandas, una de ellas es la extradición de Augusto Pinochet, ex presidente de estados Chile. Para Cáceres este caso le dio la experiencia para enfrentar la situación parecida a la que vivió el ex presidente Fujimori. Por otro lado, a nivel internacional también, Soberón fue parte de una coalición que se formó por la Corte Penal Internacional. 

“En los últimos años Pancho estuvo muy activo en el seguimiento a países como Argentina, Colombia, Nicaragua y Venezuela, lugares donde hay casos graves de violación de Derechos Humanos”, comenta Cáceres.

Su participación en el caso La Cantuta

Pancho puso especial énfasis en La Cantuta, caso que refleja cómo el Estado cometió crímenes de lesa humanidad. Esta violacion de derechos humanos cometidos durante el gobierno de Fujimori fue llevada hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 

Para Gisela Ortiz, hermana de uno de los estudiantes desaparecidos,  el legado que deja Pancho Soberón está ligado en su totalidad a la responsabilidad de asumir un compromiso con los derechos humanos y la justicia, sobre todo, en un país como el Perú, donde algunos grupos calificaron a los estudiantes como terroristas y justifican así la actuación del grupo paramilitar Colina.

Ortiz, destaca el trabajo incansable de Soberón en la búsqueda de la verdad y sanción a los culpables, además del acompañamiento abnegado que ha dado a los familiares de las víctimas.

“Figuras como la de don Francisco Soberón realmente nos llenaban de esperanza. El legado que nos deja es continuar con la lucha por el cumplimiento de los derechos humanos. Es importante saber que existe una voz que se levanta, protesta y defiende a las víctimas”, añade Ortiz.

Ha partido Pancho Soberón, después de una larga lucha física contra la diabetes y el Covid , pero nos deja su legado y sus principios. A lo largo de su trayectoria ha sido merecedor de reconocimientos internacionales, entre ellos, The Human Rights Watch, reconocimiento como Monitor distinguido del año, junto con otros 10 activistas del mundo en 1995,  el  premio Caballero de la Orden al Mérito otorgado por el Gobierno de Francia en 2003 y el premio Letelier-Moffitr, otorgado por el Center of Justice and Accountability. 

Fue también acreedor del reconocimiento “50 Defensores de Derechos Humanos del mundo” Libro Kerry Kennedy, mientras que, la Fundación para la Paz (FREDSFONDEN) de Dinamarca otorgó a  APRODEH el premio de la Paz en diciembre de 1997. También fue invitado a integrar el Comité Asesor Internacional del Robert F. Kennedy Human Rights Award y recibió una Mención Especial  del Premio Nacional de Derechos Humanos de la República Francesa. Pancho Soberón, también fue querido y reconocido por la sociedad civil. Con su partida, queda un gran vacío, pero a la vez el reto del impulso  por seguir defendiendo los derechos humanos, esos que toda democracia no debe perder jamás.  

 

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