La presencia de Yanacocha en Cajamarca es un acontecimiento «tan singular, dramático y relevante que probablemente sea el segundo más impactante de los últimos cinco siglos» desde la muerte del inca Atahualpa, de acuerdo al antropólogo José Pérez Mundaca. Yanacocha cambió el panorama productivo de la minería en el Perú, ubicando al país en el primer lugar en el ranking de productores de oro en Latinoamérica y sexto en el mundo; además de ser una de las operaciones auríferas de más bajo costo en el mundo. Sin embargo, tras 22 años de explotación minera, Cajamarca es la región más pobre del país, con un 53% de población bajo pobreza, y se ha incrementado la desigualdad social.
El sueño dorado de Yanacocha
Pareciera que el crimen que se cometió en 1533 en la Plaza de Armas cuando el conquistador español Francisco Pizarro degolló al inca Atahualpa, tras haberle entregado un rescate de oro y plata, selló el destino de la región. Cajamarca fue testigo de la codicia por los metales preciosos.
Si el gran centro minero entre los años 1774 y 1824 fue el de San Fernando de Hualgayoc representando más de la mitad de la plata producida en el Perú, desde los años noventa la empresa paradigmática del boom minero es Yanacocha. Esta empresa, emblema del modelo económico neoliberal impuesto por Fujimori, en el año 1990 producía apenas 9.5 toneladas de oro que representaron un valor solamente 9 millones de dólares, mientras en 1999 ya se alcanzaba una producción de 128 toneladas métricas, lo que representó un valor de US$1200 millones. El aporte de Cajamarca al Producto Bruto Interno (PBI) del país, a precios constantes de 1994, ha sido en promedio de 2.75% en la última década. Además, en los primeros años el costo de producción era muy bajo. En la actualidad, Yanacocha abarca 227 mil hectáreas de tierras en la región de Cajamarca, según información del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico- INGEMMET a octubre de 2014.
La presencia de Yanacocha en Cajamarca es un acontecimiento «tan singular, dramático y relevante que probablemente sea el segundo más impactante de los últimos cinco siglos»
Yanacocha se benefició de las reformas adoptadas en este rubro por Fujimori. En 1991, el Ejecutivo aprobó la Ley de Promoción de la Inversión Extranjera Directa (IED). Bajo esta ley, a los inversionistas extranjeros se les garantizó igual trato y se eliminaron todas las restricciones para las remesas de ganancias, dividendos, regalías, acceso al crédito doméstico, y la adquisición de suministros y tecnologías en el exterior. Además, con el fin de atraer la IED ofreció paquetes de estabilidad tributaria por plazos de diez a quince años de los que se ha beneficiado la minera. De acuerdo a información que proporciona Propuesta Ciudadana, en 2007 el Estado dejó de recaudar (por dejar de cobrar regalía minera) entre 80 y 100 millones de soles de parte de Yanacocha.
Entre los años 2007 y 2008, Yanacocha representaba el 40% aproximadamente de la producción de oro total nacional; en el 2012 el 26% y el 2013 el 21%. A pesar de haber mermado el valor de su producción, sigue siendo la primera empresa minera del oro del país, seguida por Barrick, que en el 2006 representaba el 25% de la producción nacional y el 2013 el 14 %. De acuerdo a Raúl Wiener y Juan Torres, en el libro La Gran Minería: ¿paga los impuestos que debería pagar? El caso Yanacocha, en 21 años de operaciones (1993-2013) la minera ha llegado a extraer del subsuelo 34 millones 129 mil 170 onzas troy de oro y 37 millones 357 mil 903 onzas de plata, «a los precios del año 2013, que equivalen a 1.411 dólares la onza, la inmensa cantidad de oro extraída podría significar unos 48 mil millones de dólares».
Si bien desde el 2006 el volumen de producción de la empresa comenzó a caer debido al agotamiento de las reservas, esta reducción no se ha sentido apenas en la región porque el precio del oro ha aumentado notablemente desde el 2008, compensando en parte la caída de producción. De hecho, esta empresa tuvo sobreganancias debido al favorable escenario económico mundial que multiplicó por seis la cotización del oro. En 2011, el precio de la onza de oro alcanzó los 1800 dólares, mientras que en el año 2004 se situaba su precio en torno a los 300 dólares la onza. «A pesar de que el volumen de producción de Yanacocha ha caído más de un 20% al año desde el 2002, el valor de la producción aumentó más del 40% al año desde el 2007», explica un informe realizado por Propuesta Ciudadana.
Más del 50% del oro que se produce en el Perú es comprado por Suiza (fondos de inversión, refinerías) y tiene como principales destinatarios a China, países del sudeste asiático y otros. En segundo lugar, Canadá. Se emplea en la joyería, como activo de inversión y para la tecnología.
Recientemente, el periodista Raúl Wiener y Juan Torres, acusaron a la minera de elusión tributaria. Afirman que genera suspicacia, que cuando los ingresos de la empresa subieron un 37% en seis años, el impuesto que pagara Yanacocha al Estado fue de un 11%. El estudio baraja varias opciones, por un lado, que la minera haya aumentado sus costos indirectos en paralelo al de los precios internacionales. Ante esta situación los investigadores afirman que es probable que se trate de una manipulación estadística. Por otro lado, se apunta a que Yanacocha ha cargado los gastos de proyecto Conga a la vieja mina en operación, desequilibrando el balance y obligando a declarar pérdidas. Finalmente, se señala que Yanacocha ha generado rubros que encubren utilidades no registradas en los socios. Nos hemos tratado de comunicar con Yanacocha pero no respondió a los pedidos de entrevista.
De aquellas tierras, estos lodos
En las últimas décadas, la estructura productiva de Cajamarca ha cambiado sustancialmente. Hasta inicio de los noventa, las actividades agrícolas y ganaderas representaban el 42% de la producción total, mientras la minería apenas representaba el 5.9% de la producción total. En la primera década del SXXI, la minería pasa a representar el 29.4%, mientras la agricultura baja hasta el 19.48%, según da cuenta el estudio realizado por José de Echave y Alejandro Diez titulado Más allá de Conga.
Yanacocha para ponerse en marcha necesitaba tierras, así que empezó a comprarlas. Cuando inició el proceso, las comunidades manejaban sus tierras de manera colectiva y familiar. El investigador Anthony Bebington, en su libro Minería, Movimientos Sociales y respuestas campesinas, explica que antes de que la Newmont pudiera adquirir las tierras bajo las nueves leyes peruanas de tierras, tenían que ser parceladas en términos de propiedad privada, de tal modo que la empresa dispuso iniciativas de titulación de tierras, lo cual generó disputas legales y tensiones dentro de las comunidades. Entre los años 1992 y 2000, la empresa adquirió más de 11.000 hectáreas en la región por aproximadamente US$5 millones, es decir US$. 0.045 dólares el metro cuadrado.
«Este fue uno de los primeros conflictos que aparecieron en torno a la presencia de la minera y está en la base de la desconfianza actual hacia ésta. Al inicio se desarrollaron negociaciones totalmente asimétricas con los campesinos que no contaban con la información suficiente. Se les pagó precios irrisorios», explica José de Echave, de la ONG CooperAcción. A inicios de 1992, la empresa empezó a comprar tierras por menos de US$ 80 la hectárea, sin embargo, entre los años 1992 y 1996 los precios de las tierras ubicadas alrededor de la mina aumentaron en más de un 600%, explica Bebbington. Una de las consecuencias destacables de ello, fue que los ex propietarios de tierras no pudieron acceder a recursos agrícolas debido a los crecientes precios del valor minero de las tierras en la región.
La minera empezó a comprar tierras por menos de US$ 80 la hectárea. Sin embargo, entre entre los años 1992 y 1996 los precios de las tierras ubicadas alrededor de la mina aumentaron en más de un 600%.
A pesar de estos cambios, el 68% de la población vive en zonas rurales, según el Instituto Nacional de Estadística. “En estos últimos 20 años lo que hemos visto es un crecimiento de la minería a gran escala que ha ido ocupando el territorio cajamarquino, y ha ido controlando las fuentes hídricas. El tema del agua y de la tierra aparecieron como elementos centrales, y hoy en día Cajamarca es la región emblemática en torno a la conflictividad. El panorama de desarrollo cambió drásticamente y se pretende que este modelo de minería a gran escala siga siendo imperante en la región”, explica De Echave, ex viceministro de Gestión Ambiental.
Cajamarca, campamento minero
La plaza de Armas y las calles de alrededor aún conservan el estilo arquitectónico colonial: casas blancas de dos plantas, techos cubiertos por tejas, y balcones pintados en un color verde oscuro. A pocos metros de la plaza, pronto el visitante puede advertir que el paisaje urbano cambia drásticamente. Calles donde se amontona la basura desprendiendo un fétido olor, proliferación de mercados, coches que atascan las estrechas avenidas. Desde el Mirador de Santa Apolonia se puede apreciar con claridad el desordenado crecimiento urbano, con casas de ladrillo a medio terminar que suben hasta la ladera del cerro, y más arriba, en la loma están inscritas sobre la tierra las frases: «No a Conga» y «Goyo libertad».
“Yanacocha se ahorró ingentes cantidades de dinero al no construir un campamento minero, sino que hizo de Cajamarca una ciudad campamento”
La particularidad de Yanacocha a diferencia de otros, es que tradicionalmente, la explotación de los yacimientos mineros tendía a ir siempre acompañada de la construcción de infraestructura donde los trabajadores y sus familias puedan vivir, y de ser el caso, educarse, y de otras actividades, es decir, del campamento minero, que en algunos casos, derivó en conglomerados urbanos, como sucedió con Pasco. Pero, de acuerdo al antropólogo José Pérez Mundaca, la minera Yanacocha se ahorró ingentes cantidades de dinero al no construir un campamento minero, sino que hizo de Cajamarca una ciudad campamento, desencadenando una serie de «cambios dramáticos y radicales»; el autor realiza un análisis pormenorizado de ello en el libro Conflicto minero en el Perú. Caso Yanacocha.
«La ciudad creció vertiginosamente, para 1993, año en que comienza a explotarse la mina tenía unos 90 mil habitantes, hoy tiene unos 250 mil habitantes», puesto que una parte sustancial de su masa trabajadora proviene de otras regiones, explica Mundaca, también decano de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Cajamarca. Otro de los cambios que destaca es la construcción de urbanizaciones para funcionarios de alto nivel de la minera, «tienden a constituir un guetto. No se puede entrar, de hecho las carreteras que llevan a estos complejos están vigilados por Forza [hoy Securitas]».
Los tentáculos de esta empresa se extienden por varias instituciones, según denuncia el profesor. «Yanacocha privatizó el poder durante el gobierno regional del 2000 al 2006 en manos del partido aprista». El experto añade que además trata de «capturar» a las autoridades y altos funcionarios con ofertas de viajes al extranjero, especialmente a la sede de Newmont en Estados Unidos, otorgando becas de perfeccionamiento u ofertando trabajo bien remunerado en la mina; la otra consiste en hacer «entrismo» en las instituciones para que allegados suyos asuman el control de ellas. «Esta estrategia es usada para controlar organizaciones clave como la Cámara de Comercio, pero también para el control de instituciones como el municipio, gobierno regional, e incluso la universidad».
También Mundaca señala que la minera echa mano a la Iglesia Católica para «hacerla parecer como su aliada estratégica». Yancocha firmó un convenio con la Vicaría de la Solidaridad, como mediadora para otorgar créditos a los campesinos que vendieron sus tierras a la mina. De acuerdo al Balance Social y Ambiental de 2006 de la empresa, en el rubro de «proyectos urbanos más importantes» aparece la Vicaría con la que firma el convenio, entre otras instituciones, «Fortalecimiento institucional del obispado» por un valor de 120.000 dólares.
Identidades
Yancocha es omnipresente en la región. Es frecuente ver pobladores con gorras publicitando la empresa. Sentados en un bar cercano a la plaza de Armas de Cajamarca, esperamos a un entrevistado, cuando terminamos, el curioso camarero nos pregunta:
– ¿Sobre qué tema están investigando?
– «Minería», respondo.
– «Y ustedes, ¿son anti- mineros o pro mineros»?, pregunta.
La minería ha generado una especie de fragmentación social en la región. En las localidades aledañas a los proyectos mineros, son frecuentes las miradas de desconfianza por temer que seas un infiltrado de Yanacocha, cuando comprueban que no es así, siempre terminan contando que les ha sucedido en varias ocasiones. Tampoco faltan los rumores sobre vecinos promineros, y personas que supuestamente han sido compradas por la minera, así como problemas para encontrar trabajo por su postura.
“Parte de la población de las comunidades se siente <<atrapada>> en un «dilema» continuo entre las agendas a favor y en contra de la minería”
El informe “Escuchando a la ciudad de Cajamarca”, realizado por el Centro para la Responsabilidad Social en Minería de la Universidad de Queensland, a pedido de Yanacocha, resalta que parte de la población de las comunidades se siente «atrapada» en un «dilema» continuo entre las agendas a favor y en contra de la minería” . En el reporte de sostenibilidad de Yanacocha de 2012 se asegura que “este estudio permitió identificar las claves para un diálogo respetuoso y efectivo con las comunidades, urbanas y rurales. El objetivo es que este diálogo nos convierta y nos permita ser reconocidos como un socio para el desarrollo de la región”. Sin embargo, los testimonios recogidos muestran que la desconexión entre la empresa y la población sigue vigente. «Hay una fuerte fractura social. Ahora mismo la convivencia social no está fracturada por la posición religiosa de cada uno, ni por la posición política, ni deportiva. Ha marcado fuertemente en Celendín el que tú eres minero, y yo no lo soy. Hay mucha desconfianza, y supone mirar al otro prácticamente como rival. «, explica el cura Antonio Sáenz. María, pobladora cajamarquina, vive en unas de las localidades de influencia directa de Yanacocha. Explica que por la posición en «defensa del agua» de su familia tiene dificultades en el trabajo. «Se quejan al jefe de que yo no trabajo, quieren echarme», denuncia.
Carlos Monge, investigador del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO) destaca que hay un cambio en la correlación de fuerzas para la resistencia social, reforzado con la elección de Gregorio Santos del MAS (Movimiento de Afirmación Social) para el gobierno regional. Reseña que existe un fortalecimiento del movimiento rondero, la construcción de una coalición nacional que apoya a esa resistencia social (columnistas, redes nacionales de las ONG, intelectuales, otros), el surgimiento de un movimiento de solidaridad internacional, «para los cuales el ‘Conga no va’ deja de ser meramente local, y pasa ser una cuestión emblemática para quienes cuestionan la vigencia del modelo primario-exportador».
Y después de los minerales, ¿qué hay?
Más de 20 años de explotación minera no han mejorado la situación socioeconómica de la población cajamarquina. Más de la mitad vive en la pobreza, y la pobreza extrema se sitúa entre 18.1 y 24.5%, según el INEI. Según el Índice de Desarrollo Humano (IDH), Cajamarca se encuentra por debajo de la media nacional (0.6234), ubicándose en el puesto 20 del ranking nacional. Asimismo, la tasa de analfabetismo en la población de 15 años a más registró una disminución: en 1993 llegaba a 27.2%; mientras en 2007 disminuyó a 17.1%. Pese a estas mejoras, Cajamarca aún presenta la quinta tasa de analfabetismo más alta en el Perú.
Cajarmarca es uno de los motores del modelo económico primario exportador que rige en el país desde los años noventa. «Los sectores que impulsan este modelo son importantes en exportaciones, impuestos (se calcula que estas actividades contribuirían al 40% de los ingresos públicos, aproximadamente), valor agregado, pero no tiene mucha capacidad de generar empleo. Son sectores intensivos en capital. Entonces, la economía es guiada por un sector que está muy articulado hacia el exterior, al igual que lo que ocurrió en el S.XIX y hasta antes de la crisis de los años 30, pero que no tiene mucha capacidad de crear empleo, eslabonar y crear encadenamientos con otras actividades productivas», explica Germán Alarco, profesor de la Universidad del Pacífico.
El también exdirector de Petroperú explica que este modelo económico tiene fuerzas que lo retroalimenta y fuerzas divergentes que lo pueden llevar a problemas: desborde social, sobreexplotación de los recursos y la llamada “enfermedad holandesa”. Al ser un país tan exitoso en la exportación de materias primas, y al ingresar gran cantidad de divisas, conlleva la apreciación de la moneda nacional, provocando que se desaliente la producción de bienes manufacturados, reprimarizando la economía.
El escenario económico para la minería en la actualidad es desfavorable. El oro tuvo una cotización de US$ 1,209 por onza a comienzos de enero del 2015. Durante los últimos doce meses presentó una caída acumulada de -2.9%, debido principalmente al fortalecimiento del dólar como reserva de valor. «La perspectiva de que el oro vuelva a tener los niveles que tuvo en el año 2011 son poco probables. La tendencia es que se mantenga entre los 1200 y 1300 US$, y así lo contemplan las previsiones que maneja el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)», explica Gustavo Ávila, economista de Propuesta Ciudadana. Entre enero y noviembre, las exportaciones mineras se contrajeron en –17.4%, respecto al mismo período del 2013. A pesar de esta caída, el sub-sector minero continúa siendo el principal componente de las exportaciones peruanas: representan el 72.2% de las exportaciones tradicionales y 46.72% de las exportaciones totales en noviembre del 2014.
Esta caída de los precios internacionales está afectando a los ingresos del Estado, y con ello a las transferencias por canon a los gobiernos regionales y municipales de las zonas productoras de estas materias primas. Según Propuesta Ciudadana, en 2013 las transferencias por canon minero que recibió Cajamarca fueron de 503 millones de soles, mientras que en 2014 se redujeron hasta los 360 millones, y para el 2015 se estima en 162 millones de soles. Esta dependencia genera una gran vulnerabilidad, que se demuestra en el hecho de que más del 50% del presupuesto de la región depende del canon, sobrecanon, regalías, renta de aduanas y participaciones, es decir, proveniente de la actividad extractiva. De acuerdo a Propuesta Ciudadana, en el Gobierno Regional las inversiones en salud y saneamiento, y transporte han sido los dos principales destinos de los recursos de canon y regalías.
Mario Tello, economista de la Universidad Católica (PUCP) concluye en un informe que «la dependencia de la explotación de los recursos naturales en las regiones puede favorecer el crecimiento, pero no en términos de desarrollo económico regional porque mantiene bajos los ingresos de la mayoría de la población ocupada de las regiones». «Las comunidades no han logrado engancharse como proveedores de bienes y servicios. La empresa termina contratando a un proveedor externo que trae productos que no tiene que ver con la economía local», explica Carlos Monge, también coordinador regional del Revenue Watch Institute en América Latina. Sumado a ello, los expertos coinciden en que se produce un efecto inflacionario local, porque hay más dinero, volviéndose todo más caro, provocando que disminuya el poder adquisitivo de la población y abriéndose la brecha de la desigualdad.
«Tenemos hecho un estudio de Zonificación Ecológica donde se señala que hay espacios para la minería. Desde el Gobierno regional no nos oponemos, es una actividad interesante que bien conducida en el país con otras normas, y otro Estado, nos puede servir como fuente de acumulación como lo es para Chile», explica el presidente del gobierno regional, Porfirio Medina. Añade además: «Aquí en el Perú tenemos firmados contratos leoninos con las empresas, porque son demasiado favorables para ellas, por ejemplo con este convenio de estabilidad tributaria con Yanacocha le ha generado ganancias incalculables, y el Estado es el principal derrotado, el que no genera ese nivel de acumulación».
“La salida es la diversificación productiva. Lo positivo es que el gobierno está preocupado, pero lo negativo es que quizás sea demasiado tarde”
Los expertos coinciden en la necesidad de poner en marcha un plan de diversificación productiva. «Durante las últimas dos décadas se incidió en este modelo primario exportador, se gozó de una buena coyuntura en los mercados internacionales, y se generó un círculo virtuoso en la economía peruana. Este escenario cambio hace dos años, y las perspectivas internacionales no son positivas: se prevé que no será hasta el 2020 o 2025 cuando los precios internacionales de las materias primas comenzaran a recuperarse», explica Germán Alarco. Señala además: «La salida es la diversificación productiva. Lo positivo es que el gobierno está preocupado, pero lo negativo es que quizás sea demasiado tarde, porque se menciona recién en 2014 cuando el ciclo positivo de los precios internacionales ha cambiado, y además es un proceso de larga duración el que requiere la diversificación».
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) afirma que en el contexto actual de caída de las exportaciones y baja en los precios internacionales de las materias primas, América Latina y el Caribe se encuentra en una encrucijada: “el modelo exportador está agotado en lo económico, así como el modelo asistencialista en lo social”, sostiene Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva de este organismo. Bárcenas añade que “Los países de la región necesitan enfrentar a corto y mediano plazo el reto de captar e invertir eficientemente las últimas rentas extraordinarias con criterios de sustentabilidad social y ambiental”.
El ex ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, afirma que el Perú se puede desarrollar sin el extractivismo, pero que demora dos o tres generaciones, en cambio, el modelo extractivista lo permite en unos 25 años aproximadamente. “Uno debe ser consciente de que se agotan las materias primas, o de que no van a tener el mismo valor, pero hoy día todavía tienen valor, y es la única posibilidad de acelerar el crecimiento del Perú. Los resultados de las materias primas deben usarse en otros desarrollos para el país. El Perú no sabe que el sueldo son los minerales, y no sabe que es su camino para salir adelante y los ataca. Las dilaciones son carísimas”.
«Si bien el gobierno anuncia que se la juega por la diversificación, cuando se revisa el marco macroeconómico multianual, elaborado por el Ministerio de Economía y con las opiniones del Banco Central, donde se reflejan las proyecciones para los próximos tres años, pone mucho énfasis en proyectos mineros. Es decir, en la práctica se sigue sustentando en este rubro para los próximos años», explica Ávila.
“Si bien el gobierno anuncia que se la juega por la diversificación (…) en la práctica se sigue sustentando en este rubro para los próximos años”
Alarco, el que fue también director del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN), explica que fue “marginal”. “El Perú sigue sin tener plan nacional estratégico de desarrollo nacional. Es lamentablemente la visión que tiene el Ministerio de Economía y Finanzas de que hacer planeamiento es dirigismo. El principal enemigo del plan es el propio Estado lo cual es una aberración; además de los segmentos importantes del sector empresarial”. Además diversos expertos consultados critican algunos aspectos del Plan de Diversificación que gira sobre tres ejes: la diversificación, reducción de sobrecostos, y mejorar de la productividad de la economía en general. Entre los sobrecostos que identifica el plan son los laborales, ambientales, y la legislación en relación a salud. Monge critica este aspecto, pues considera que el plan consolida recortar los derechos laborales y ambientales. Alarco piensa que este plan es equivocado, pues se olvida del principal sobrecosto que es el energético, el financiero, y de cadenas logísticas.
Medina, presidente regional de Cajamarca, explica que tienen un plan destinado a la producción, con el fin de tener una «economía sostenible», pues la producción minera «si bien en un determinado momento genera recursos para el Estado, pero mientras el mercado internacional sea atractivo, ¿y qué pasa cuando bajan? Es lógico que vayamos a tener problemas. Ningún país del mundo se ha desarrollado sólo vendiendo materias primas, hay que alentar la producción e industrialización». En Cajamarca hay más de 30.000 personas que se dedican a la producción lechera, se producen 400 mil litros de leche diario, de los cuales casi el 50% se los vende a Nestlé, y el otro 50% queda para Gloria, para la industria artesanal local y para el consumo local. «Si hacemos la inversión de 60 millones de soles que tenemos previsto en este proyecto, vamos a mejorar la condiciones de estos productores en un 20% de 120 mil cajamarquinos que cuentan con más de 720 mil cabezas de ganado que hay en la región», declara Medina.
Asimismo, Cajamarca tiene 73 mil hectáreas dedicadas al café, sin embargo la producción es menor que en otras zonas del país. «No hemos invertido mucho en este producto, salvo los 8 millones de soles por el tema de la Roya. Tenemos un proyecto que va a costar 40 millones de soles y vamos a generar las condiciones de vida de 56 mil cajamarquinos», explica Medina. «Si sumamos ambos rubros tenemos que con una inversión de 100 millones llegamos casi a 200 mil personas. Si a esto le agregamos el tema acuícola, que en Cajamarca en el año 2004 tenía un nivel de producción de 30 mil kilos, ahora se ha elevado a 1 millón después de casi 10 años. Si invertimos 30 millones en este proyecto, no vamos a generar mucho empleo, unos 10 mil, pero vamos a generar un movimiento económico en la región», afirma Medina. También mencionó proyectos para la papa y el maíz, que ocupan un área respectivamente de 38 mil hectáreas y 22 mil, y que emplean a 90 mil campesinos. Asimismo, el presidente regional mencionó la necesidad de convertir Cajamarca en un destino turístico.
Yanacocha S.R.L.
El 51.35% de la acciones de Yanacocha pertenecen a Newmont, el 43.65% a Buenaventura y el 5% al brazo financiero del Banco Mundial que es la Corporación Financiera Internacional. Sin embargo, parafraseando el viejo dicho «ni fueron todos lo que están, ni están todos los que fueron», falta hablar de un antiguo socio francés: la BRGM que contaba en un inicio con el 24.7%. En 1993 se produjo una pugna que duraría siete años debido a que la empresa pública gala entró en un proceso de privatización y fue comprada por la australiana Normandy Poseidón, la cual asumió de manera automática las propiedades de la anterior. Sin embargo, Newmont y Buenaventura alegaban que no se había respetado el principio de que las acciones debían ofrecerse preferentemente a los otros socios. Esta pugna fue llevada a un juicio en el que ganaron Newmont y Buenaventura en 1998 en la Corte Suprema. Pero, en la formación de este feliz matrimonio actual parece que fue posible por la intervención de Montesinos, pues en un video que data del 19 de mayo de 1988 aparece el ex asesor Montesinos con el vocal supremo Jaime Beltrán Quiroga ejerciendo poder para que se inclinara a favor de Newmont.
Programa Minero de Solidaridad con el Pueblo (PSMP)
PSMP surge en 2006 (y finalizó en el 2011) cuando el gobierno de Alan García negoció este programa con las empresas mineras, en reemplazo de la aplicación de un impuesto a las ganancias mineras extraordinarias que se producen cuando, por efecto del fuerte aumento en los precios de los minerales, las utilidades de las empresas superan largamente las utilidades esperadas o proyectadas en los estudios de factibilidad del proyecto minero. Según la norma que aprueba la creación de este programa, las empresas mineras aportarían el 3.75% de sus utilidades netas para la creación de fondos locales y regionales que ejecutasen proyectos de desarrollo social A diciembre del 2011, el monto depositado por la minera Yanacocha as¬ciende a un total de S/. 265.2 millones. El economista concluye que “no fue un buen acuerdo para el Estado, no se recaudó plata, no se terminó de gastar, y no hay evidencias de que haya tenido el impacto que inicialmente se dijo que iba a tener”.
Gustavo Ávila, economista del Grupo Propuesta Ciudadana explica que “el Estado renunció a establecer un impuesto, prefirió el aporte. Este dinero no entró a las arcas del Estado, sino que fueron a fondo privados que, de alguna manera u otra, en la práctica fueron manejados por las mismas empresas. Esos recursos estuvieron orientados a financiar la responsabilidad social de las empresas mineras”. Ávila precisa que “este esquema de aporte voluntario no demostró ser mejor que la ejecución de las inversiones públicas de los gobiernos regionales”. Además agrega que hasta la fecha se sigue gastando estos aportes, cuando se deberían haber gastado en 2011.
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