Resulta inimaginable llegar a comprender el dolor que un padre puede sentir al perder frente a sus ojos la vida de su hijo de 12 años tras ser arrollado por un automóvil. El 7 de enero, Luís Ramírez D’Angelo, un reconocido activista y ciclista trujillano tuvo esa amarga y desoladora experiencia, fue testigo de cómo un chofer de un colectivo informal que transitaba por el kilómetro 531 de la Panamericana Norte en La Libertad -que iba a más de cien kilómetros por hora- embistió a Lance Ramírez, joven campeón nacional de ciclismo, que se preparaba para sus próximos campeonatos. Este doloroso episodio es uno más de los más de tres mil accidentes de tránsito que se dan anualmente en el país.
Lance era una joven promesa del ciclismo peruano, amaba el deporte que su padre le había motivado desde muy pequeño. Su deseo como ciclista era seguir enorgulleciendo a su país, sin embargo, su sueño le fue arrebatado por un asesino al volante. Esta dolorosa noticia nos impresionó a todos los que pertenecemos a la comunidad de ciclistas del país, a pesar de que vivimos en riesgo permanente, expuestos a la velocidad de los vehículos y a choferes irresponsables en estado de ebriedad y que son un peligro latente.
¿Cuántas muertes en carreteras más pasarán a las estadísticas? ¿Cuántos acabarán heridos o con alguna discapacidad por culpa de un conductor asesino? ¿Cuántos casos de impunidad faltan para que el Estado peruano implemente políticas de promoción y prevención para los ciclistas? En Lima habitan más de 10 millones de habitantes, la ciudad pasó de tener horas punta a estar congestionada todo el día, por eso muchos ciudadanos estamos optando por la bicicleta como medio de transporte, pero los gobiernos locales nos han dado la espalda. Castañeda, por ejemplo, nos quitó áreas verdes y veredas, y no implementó ciclovías, todo por darle mayor número de carriles a los automóviles.
Los sucesivos gobiernos no les han dado importancia a las vidas de los ciclistas hasta ahora, desde hace casi nueve años nos vienen paseando con una Ley que ‘declara de interés nacional el uso de la bicicleta’, pero que desde su promulgación en el 2010 no cuenta con una reglamentación que permita su aplicación. El gobierno central y las municipalidades deben de implementar medidas urgentes y necesarias para millones de peruanos que usamos la bicicleta como deporte o medio de transporte alternativo y sostenible.
De acuerdo a las cifras, el automóvil es el arma legal más popular del país. Según la Policía Nacional del Perú, para octubre del 2018 fallecieron 746 y tuvimos 5 957 heridos por ‘accidentes’ de tránsito, superando la cifra total del año 2017 y el número de muertos por homicidio. Este aumento de ‘casualidades’ en las pistas y carreteras del país indica que las políticas de seguridad vial no están funcionando y que evidentemente no estamos preparados para asumir la responsabilidad de usar automóviles.
Todos conocemos la brutalidad de los conductores peruanos y sobre todo limeños, sea por experiencia como conductor, pasajero, ciclista o peatón, diariamente vemos a conductores distraídos en el celular: chatean, miran el Waze o realizan llamadas; algunos van embalados ignorando cualquier señalización, otros usan sus vehículos en mal estado y realizan maniobras temerarias, mientras que los más avezados manejan sin brevete o SOAT y en estado de ebriedad. ¿Realmente debemos seguir usando la palabra ‘accidente’ o ‘casualidad’ para definir los resultados de estas actitudes delincuenciales?
La muerte de Lance nos deja un profundo dolor e impotencia porque los asesinos al volante son impunes, su asesino ya salió en libertad. El 8 de enero nos congregamos más de 300 ciclistas en la Plaza de la Bandera de Pueblo Libre y desde ahí nos dirigimos hacia la Plaza San Martín para manifestarnos en contra de los malos conductores y realizar una vigilia en su nombre. El próximo 19 de enero a las 3 pm saldremos otra vez a la calle, los esperamos en el Campo de Marte. ¡No descansaremos hasta lograr justicia para Lance!