— septiembre 30, 2016 a las 12:12 am

“Honduras es el laboratorio de Estados Unidos”

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A casi siete meses del asesinato de la luchadora social Berta Cáceres, su hija mayor Olivia Zúniga Cáceres, denuncia la impunidad que envuelve el crimen de su madre, cometido y respaldado por una estructura criminal integrada por las grandes empresas, funcionarios públicos, además del Gobierno de Honduras que, según Zúniga, está dirigido por Estados Unidos: “En Honduras no se mueve ni una hoja sin el consentimiento de la embajada norteamericana”, enfatiza. Asimismo, menciona los riesgos que corren los líderes en su país tras el golpe de Estado de  2009: “Más de 250 luchadores sociales han sido asesinados a partir del golpe, además iniciaron las desapariciones, violaciones sexuales y torturas”.

Por Iara U. Aleman/Bogotá
Fotos: Javier Dueñas

P.- ¿Cuáles fueron las consecuencias del golpe de Estado en Honduras, ocurrido en junio del 2009?
R.- La violencia se agudizó, empezó un proceso de ‘colombianización’ de Honduras. El golpe se da para concretizar el modelo extractivista, en medio de esta crisis capitalista que piensa sostenerse con los bienes naturales. Tres días después del golpe de Estado, comienzan a darse alrededor de más de 700 concesiones mineras y para proyectos energéticos, y se crean varias tropas élites territoriales contra insurgentes: los tigres. Se crea la policía militar con este gobierno y todo el financiamiento internacional va para las políticas de seguridad nacional, contra el terrorismo.

Legalmente también toda la institucionalidad del Estado funciona para criminalizarnos a nosotros como luchadores y luchadoras sociales. Entonces se desata una guerra contra el pueblo, más de 250 personas son asesinadas a partir del golpe, solo de luchadores y luchadoras sociales. Inician las desapariciones, violaciones sexuales, torturas.

P.- ¿Qué papel cumple Estados Unidos en Honduras?
R.- Geográficamente, Honduras es un país clave para Estados Unidos. Es estratégico para desarrollar la guerra contra otros países. En Honduras no se mueve ni una hoja sin el consentimiento de la embajada norteamericana y todo se mueve desde el Pentágono, el golpe de Estado se da desde ahí. Fue un golpe experimental, usan nuestro país como un laboratorio para después ponerlo en marcha en otros países que están en procesos liberadores en Latinoamérica. Entonces, mi mamá aparece en una lista de los escuadrones de la muerte, una lista de personas que tienen que ser exterminadas, mi mamá encabezaba esa lista.

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P.- ¿Cómo cambió la vida de su madre, Berta Cáceres, tras el golpe?
R.- Mi mamá comienza a ser encarcelada, pero ella también empieza a denunciar a Desarrollos Energéticos S.A. (empresa hidroeléctrica en Honduras). También denuncia a otras empresas que tenían proyectos hidroeléctricos y mineros en nuestros territorios. Desde el 2011, ya empieza a tener amenazas de muerte. El 2015 ella recibió, solo en ese año, 33 amenazas a muerte, de violarla, de secuestrarle a uno de sus hijos, también a su nieto que es el único nieto que tiene: mi hijo.

El Estado de Honduras no demostró ningún interés a las medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), le dijeron: “lo que nosotros tenemos son policías y militares, si quieres eso, está bien; si no, pues no nos interesa”. Eso fue porque ella había planteado que desconfiaba de toda esa institucionalidad coercitiva, porque era una institucionalidad desde donde la perseguían, desde donde la querían asesinar y, al final, la asesinaron.

P.- ¿En qué circunstancias asesinaron a su madre?
R.- A mi mamá la asesinaron el 2 de marzo de 2016, en horas de la noche. Un grupo de sicarios y paramilitares ingresaron a su vivienda y le dispararon, le dieron cuatro disparos en su pecho mientras ella dormía. Hay indicios de que ella luchó cuando ya le habían disparado. Posteriormente, a través de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), constataron que en uno de los momentos hubo contaminación de la escena del crimen. Yo también lo pude corroborar; cuando fui, había un montón de gente adentro y estaban tocando todo, no tenían el equipo forense necesario, hubo muchas cosas irregulares.

Además, el Ministro de Seguridad de Honduras salió a decir que era un crimen pasional sin que ni siquiera el cuerpo hubiera sido levantado de la escena del crimen y sin que hicieran alguna prueba científica. También dijo que mi mamá había renunciado a las medidas cautelares que le había otorgado la CIDH, lo que no era cierto y le tocó desmentir después del asesinato.

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P.- ¿Cuál es el estado de los detenidos por el asesinato de Berta Cáceres?
R.- Las personas capturadas por la misma embajada norteamericana en Honduras, la Agencia Técnica de Investigación Criminal, son militares: Mariano Díaz que tiene un grado en la autoría intelectual y Douglas Bustillo que fue jefe de seguridad de la empresa.

Hay siete personas detenidas hasta ahorita como actores materiales y, en el caso de los militares, como autores intelectuales en algún grado de autoría, pero no son las personas que mandaron a hacer este asesinato. No son los actores principales que diseñaron, que planificaron la orden, que se sentían amenazados por la lucha de mi mamá.

P.- ¿Quiénes son los responsables del asesinato de su madre?
R.- Hemos dicho que la empresa Desarrollos Energéticos es la responsable de este crimen y lo seguimos sosteniendo, al igual que el Estado de Honduras porque hay funcionarios públicos vinculados a este asesinato, eso es lo que hemos sostenido en todas las instancias, nacionales e internacionales.

Lo que queremos es sentar un precedente contra la impunidad. Hay una estructura criminal que fue responsable de eso y ahora el Estado lo que demuestra es que está al servicio de los intereses económicos de esas mafias que controlan el país, que además están ligadas al narcotráfico, que son empresarios, que son funcionarios públicos, alcaldes, militares.

P.- ¿Cuál es su valoración sobre la búsqueda de justicia en este caso?
R.- Son más de seis meses de impunidad, no hay ninguna voluntad política de parte del Estado de Honduras para resolverlo, de llegar realmente a aclarar todo lo que pasó y esclarecer este crimen, no hay ninguna intención y lo ha demostrado con acciones.

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P.- Están impulsando el proyecto de la Ley Berta Cáceres, ¿qué propone esa iniciativa?
R.- Su propósito es cancelar el financiamiento de Estados Unidos para políticas de seguridad nacional. La Ley Berta Cáceres visibiliza cómo el dinero del pueblo estadounidense ha sido destinado para hacer un baño de sangre en nuestro país. Solo EEUU da más de 130 millones de dólares anuales que van destinados a militarizar nuestro país.

El 15 de junio de este año, la sociedad civil logró llevar el anteproyecto de la Ley Berta Cáceres, al Congreso de Estados Unidos, ahí fue aprobada, y posteriormente pasó al Senado estadounidense donde se espera que se discuta. Nosotros creemos que tal vez no hay posibilidad de que esa ley sea aprobada dentro del senado, pero sí creemos que tuvo un impacto mediático porque visibiliza la lucha del pueblo hondureño.

P.- ¿Qué situación enfrentan los campesinos y líderes en Honduras?
R.- En Honduras hay una guerra contra el pueblo y todo tiene que ver con la tierra y con los bienes naturales. Entonces los movimientos que han puesto más muertos, son los movimientos indígenas y los campesinos. Lo que se vive ahora, por ejemplo, es que se está desarrollando un nuevo Código Penal que tiene como intención implementar más armas legales para criminalizar y judicializar a todos los luchadores en general.

Hay 1200 mujeres campesinas criminalizadas y hay más de tres mil compañeros hombres criminalizados siguiendo procesos desde hace 10, 15, 20 años. Además, vemos una tenencia desigual de la tierra, tres personan tienen más del 80% de la tierra en la zona norte del país. De cada 100 mujeres en Honduras, 86 no tienen tierra y de cada 100 hombres, alrededor de 69 hombres no tienen tierras.

P.- ¿Qué situación vive usted y su familia actualmente?
R.- Mi familia ha sido perseguida históricamente por las dictaduras. Mis bisabuelos y mis abuelos han sido perseguidos. También mis papás, entonces creo que ha sido una opción de vida desde siempre. Nosotros vivimos con eso desde niñas, desde que nacimos, venimos de la guerra, mis papás fueron combatientes.

Nacimos en ese contexto de guerra, pero también de muchas satisfacciones como seres humanos porque es una vida más colectiva, aprendemos a vivir de otra manera, desafiando ese modelo hegemónico de dominación patriarcal, de dominación capitalista y racista.

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P.- ¿Ha sido clave el apoyo internacional que usted y su familia han recibido?
R.- El apoyo que ha dado la comunidad internacional ha sido clave en esta lucha. Nos ayudó a presionar al Estado de Honduras para que, al menos, se capture a los autores materiales y a los autores intelectuales en algún grado. Creo que si esa solidaridad no hubiera existido, el impacto no hubiera sido tan fuerte.

Esperamos que logremos una solidaridad permanente porque creemos que, de lo contrario, ya hubiéramos sido asesinadas en un país donde la impunidad reina y donde asesinarnos es lo más fácil del mundo.

P.- ¿Siente miedo por su vida y la de su familia?
R.- Honduras es un país sumamente empobrecido, con niveles de violencia terribles y, por lo que vivimos hoy, es catalogado como el país más violento del mundo, sin haber una guerra declarada. Ese el resultado de toda esa ocupación de tropas extranjeras ya desde hace mucho tiempo. Nosotros como familia, como víctimas, corremos un alto riesgo. Hay un peligro potencial con respecto a una venganza de estos grupos económicos de poder. Por eso el llamado es a sostener la solidaridad internacional, para nosotros es vital porque tiene que ver con el hecho de seguir viviendo.

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